Cuando la automatización comience a ganar terreno respecto a los humanos, tendremos que desarrollar habilidades nuevas para aportar un valor añadido en el trabajo e intentar hacernos imprescindibles. Aunque hay opiniones divididas, la mayoría de los expertos está de acuerdo en que la llegada de los robots destruirá empleo, así que no parece mala idea saber qué es lo que nos diferencia de ellos e ir entrenando nuestras capacidades exclusivamente humanas. Por ahora está claro que a las máquinas se les dan bien los procesos automáticos, pero también llegarán a ocupar puestos de mando. ¿Qué tiene que tener un jefe para que los robots no le quiten la silla? Básicamente, capacidad para centrarse en los trabajos que requieren subjetividad, delegar las tareas administrativas y desarrollar sus habilidades sociales.
Que los bots se ocupen de las tareas repetitivas hace que los humanos tengan tiempo para usar sus cerebros de forma más eficiente. "Para aumentar la productividad, las empresas tendrán que diseñar un nuevo sistema que equilibre el trabajo de la inteligencia artificial y la humana, dejando las labores tediosas para las máquinas y las que requieren creatividad e innovación, para las personas", según se lee en el estudio Artificial Intelligence & the Freedom to be Human realizado por FuturaCorp. Son estas aptitudes exclusivamente humanas las que los directivos tendrán que explotar para asegurar su puesto.
Y para poder potenciar estas habilidades, es necesario que los jefes deleguen y pasen de las tareas administrativas. De acuerdo con un estudio realizado por Accenture en el que participaron 1.770 jefes de 14 países, los altos mandos gastan más de la mitad de su tiempo en tareas de control y coordinación. La inteligencia artificial automatizará muchas de estas tareas y es necesario que los jefes lo acepten y utilicen todo ese tiempo en tareas más humanas.
Estas labores menos automatizables serían los trabajos que necesitan valoración subjetiva y habilidades sociales. Muchas decisiones requieren una visión más allá de lo que la inteligencia artificial puede sacar de los fríos datos. "Los jefes utilizan sus conocimientos de la historia organizacional y la cultura, así como la empatía y las consecuencias éticas", explica el estudio. Otro aspecto en el que les llevamos ventaja y en el que deberíamos centrarnos son nuestras capacidades sociales, imprescindibles en los puestos de mando: hacer networking, mantener el contacto y tener intuición y empatía hacia los demás.
Con todo esto, parece que la idea no es temer a los robots, sino aprender a utilizarlos en nuestro beneficio: las máquinas inteligentes pueden aportar muchas cosas, por ejemplo, a la toma de decisiones, algo que los jefes tienen que hacer constantemente. Podrán asistirle y presentarle los posibles escenarios de manera más clara. Hasta un 78% de los jefes encuestados por Accenture asegura que confiarían en las decisiones de las máquinas. Por eso, uno de los consejos que da el estudio es: "Trata a los robots como colegas". Según Layne Thompson, director de ERP Services para Estados Unidos: "Si una de las promesas del machine learning es la habilidad de ayudarnos a tomar decisiones, deberíamos pensar en la tecnología como una ayuda a los jefes en lugar de un reemplazo".
Estos consejos no son estáticos. En 2015, las tres habilidades más solicitadas en los puestos de trabajo fueron la comprensión de problemas complejos, la coordinación con otros y la gestión de equipos, según las estimaciones del informe The Future of Jobspresentado el año pasado en el Foro Económico Mundial de Davos. Pero conforme avanza el desarrollo de la IA, cambian las exigencias, y en tres años las empresas darán más importancia al pensamiento crítico y la creatividad.