Conxa Rodà: "La innovación digital requiere actitud y aptitud”

Conxa Rodá

Conxa Rodà es ante todo una apasionada de la lectura, los idiomas y el lenguaje. Es tan claro que al escucharla o leerla sus palabras evidencian esa pasión en cada palabra que utiliza para contar quién es y qué hace. La misma pasión que la llevó a estudiar filología, primero, y más tarde profundizar su conocimiento en el universo de la comunicación, “que no deja de tener el lenguaje como armazón”, según explica. Y sigue: “cuando apareció Internet, allá por 1995, me pareció que se abría una inmensidad de posibilidades en el mundo de la información y la comunicación, por eso me metí de cabeza”.

 

Hoy es la Directora de Estrategia, Innovación y Transformación digital del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), en Barcelona, España, y co-directora del curso online de especialización en “Estrategia Digital para museos y organizaciones culturales” de la Universitat Oberta de Catalunya. Es, además, experta en estrategias y transformación digital y conoce como pocos el abanico de potencialidades que ofrece la conectividad global. Para ella, “el museo ha transitado de ser un templo del saber donde los visitantes recibían el conocimiento, a ser un lugar de encuentro, centro de creación, de experiencias, de participación”. Si algo la caracteriza es su actitud frente al devenir de los cambios tecnológicos y su aptitud para encararlos. Justamente, las dos características de las que se vale la innovación digital.

 

En ese marco, Conxa fue convocada por el Programa Formación y Redes del Plan de Fortalecimiento de Museos del Ministerio de Cultura de la Nación para participar del Encuentro: “Todo Comunica. Desafíos y retos digitales de la comunicación en museos”, que comenzó con una jornada de formación bajo el nombre de “Desafíos en la comunicación en museos”, que se desarrolló el pasado 25 de noviembre en el Centro Cultural de América y Museo Histórico del Norte, en Salta.

 

Por otra parte, y con el objetivo de compartir con el público su conocimiento en este campo, el miércoles 30 a las 18.30 ofreció una conferencia abierta sobre “Transformaciones digitales en museos”, que tuvo lugar en el Museo Histórico Nacional (Defensa 1600, en Capital Federal).

 

-¿En qué afecta el entorno digital a los museos?

 

-El gran cambio que supone el entorno digital se da en la proliferación y la cotidianeidad de la tecnología en nuestras vidas. Estamos en la era de la hiperconectividad y no tenemos ya un único tipo de usuario. La tecnología permite hacer las colecciones más accesibles, mejorar la experiencia de la visita, atraer nuevos públicos, crear comunidad, dar visibilidad al trabajo científico y también incrementar ingresos. El museo ha de saber conectar las colecciones, el conocimiento y el público de forma que genere experiencias de calidad. La colección sigue siendo fundamental, pero el giro radical se da en centrarse en el visitante. Se trata de un tránsito de la “autoridad” exclusiva del saber a la participación y la co-creación con el público. Para ello, la tecnología digital es una aliada.

 

 

 

-¿Cuáles son para usted las estrategias de transformación de los museos en la era digital?

 

-Yo planteo el proceso de transformación digital en cinco aspectos claves: organización, estrategia, público, contenidos y tecnología. Hay que ir avanzando en estos cinco aspectos, sea simultáneamente o en función de nuestros objetivos y recursos.

 

-¿En qué consisten cada uno de estos aspectos?

 

-La dimensión digital es transversal a toda la organización y a menudo conlleva cambios estructurales, dado que estamos pasando de la organización jerárquica vertical a una organización más horizontal, más abierta, donde la cooperación interna es fundamental. La estrategia nos ayudará a definir los objetivos, los públicos a los que queremos llegar, cómo lo vamos a hacer y cómo lo vamos a evaluar. El público es central en este proceso, y necesitamos mejorar el conocimiento de ese público para adecuar mejor nuestra oferta. Los contenidos son nuestra riqueza, pero hay que trabajarlos de manera planificada y organizada para optimizar tanto esfuerzo. Y en último lugar, la tecnología, que ha de plantearse una vez definidos nuestros objetivos, públicos y contenido.

 

-Sostiene que la transformación digital comporta un cambio más social y organizativo que tecnológico, ¿por qué?

 

-La digitalización ha transformado la gestión de los museos en todos y cada uno de sus ámbitos: la colección (cómo documentamos, cómo investigamos, cómo restauramos), la difusión (cómo comunicamos, qué nuevos canales utilizamos, cómo interactuamos con los públicos), la gestión (cómo administramos, cómo organizamos los recursos, cómo trabajamos colaborativamente, cómo generamos nuevas vías de ingresos). La transformación digital es un viaje, un proceso que afecta a toda la organización. Necesitamos organizaciones inteligentes, abiertas a la innovación, con estructuras más flexibles donde todo esté interconectado, donde las ideas fluyan y se generen nuevas, donde pensar y tener iniciativa sea reconocido y que favorezca el aprendizaje continuo. Necesitamos organizaciones donde los procesos de trabajo vayan orientados a la excelencia de servicio al usuario y no a la excelencia del procedimiento. Por eso creo que la innovación digital requiere actitud y aptitud.

 

-¿En qué sentido?

 

-“Actitud” en términos de tener una posición abierta al cambio, a colaborar, a experimentar, a hacer cosas nuevas, a romper con el “siempre se había hecho así”. “Aptitud” en términos de una formación continua. La tecnología es un instrumento que nos permite infinidad de prestaciones, pero si en el museo no hay voluntad de cambio, de trabajar colaborativamente, de querer poner al usuario en el centro, de ofrecer experiencias personalizadas e interactivas, por más tecnología que tengamos al alcance no conseguiremos esa transformación. De ahí la afirmación de que el cambio es más social y organizativo que tecnológico.

 

-¿Cómo ha ido cambiando, a partir de la inclusión de los dispositivos electrónicos, el diálogo con el público?

 

-El gran detonante del cambio en la relación con el público, a mi parecer, ha sido la explosión de las redes sociales. Esto ha facilitado la participación de los usuarios, que ya no van a querer ser meros receptores pasivos del saber sino que tienen mucho que decir y que aportar. Si escucha con atención y favorece el diálogo con los usuarios, el museo se convertirá en un receptor y activador del capital social. Internet, las redes sociales, y los dispositivos y aplicaciones móviles, nos brindan un nuevo panorama. En la época de la conectividad global, los museos tenemos una oportunidad de oro para aprovechar las posibilidades de proyección e interacción y así alcanzar al máximo de público, con la máxima calidad, cuándo, dónde y cómo ese público lo prefiera. Estamos empezando a explorar y aprender las posibilidades que el mundo digital nos abre. Es un momento tremendamente apasionante.

 

 

 

-Hay quienes temen que tanto acento en lo digital deje de lado la cercanía del museo con el público. ¿Cómo hacer que un avance en un sentido no conlleve una pérdida en otro?

 

-Siempre defiendo que la tecnología ha de ser usada con sentido, y es fundamental; pero es un instrumento al servicio de los contenidos, del usuario, de la misión del museo. Es cierto que hay quien opina que lo digital es distractivo de lo realmente importante: el objeto real. Ciertamente, las obras son nuestra razón de ser, y nada puede sustituir la experiencia de la contemplación directa de una obra. Sin embargo, no se trata de competir sino de complementar la información y enriquecer la experiencia del visitante que así lo quiera. La cuestión clave es cómo lo digital nos ayuda a cumplir nuestra misión y nuestros objetivos: cómo usamos los medios tecnológicos para hacer el patrimonio más comprensible, más cercano, más generador de pensamiento crítico, más inspirador de creatividad y, por qué no, más divertido.

 

Museos de aquí y de allá

Conxa Rodà tiene muy claro cuál es el mapa que dirige la estrategia digital de su museo: “un mapa móvil, pues la tecnología avanza muy rápido”. Trabajó durante cinco años en el Museo Picasso de Barcelona, como jefa de proyectos, y fue responsable de la renovación de la web y de la entrada del museo en las redes sociales, proyecto que recibió el premio “Best of the Web”, en el 2010, por el Congreso Museums and the Web, en Estados Unidos. Voz autorizada a la hora de evaluar el desarrollo digital de un museo, Rodà identifica al Museo Nacional Británico de Arte Moderno -el Tate, como lo llaman-, como el “pionero en plantear una estrategia digital integral y en aplicar analítica avanzada para el estudio del comportamiento online y en móvil de los usuarios”. Destaca, asimismo, el Rijksmuseum de Amsterdam, por su apertura de la colección online; y el MoMA, de Nueva York, con su campaña “I went to MoMA and ...”. Y propone más ejemplos: la magnífica Collection Wall del Museo de Cleveland, los Video Blogs accesibles del Whitney Museum, y la web para niños TateKids. O más reciente la del Metropolitan, MetKids, hecha para niños y por niños.

 

-¿Qué señalaría del ámbito colaborativo europeo?

 

-El proyecto de Europeana, una plataforma que pone a disposición más de 50 millones de objetos de museos y bibliotecas. O en España, la nueva web semántica del Museo del Prado y su canal multimedia, Pradomedia; la web educativa Educathyssen, del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, y los avances en proyectos digitales de mi propio museo, que empezamos con la renovación de la web www.museunacional.cat, seguimos con un fuerte impulso a nuestra actividad en redes sociales y recientemente con la app participativa Unique Visitors, que contiene ya más de un centenar de itinerarios creados por los propios visitantes, o la posibilidad de visitar las renovadas salas de arte moderno a través de beacons.

 

-¿Con respecto a museos argentinos, qué puede destacar?

 

-Las colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Hay un interés creciente por parte de los profesionales de museos, tanto en Argentina como en España, de superar (o neutralizar) la escasez de dotaciones presupuestarias con mucha energía, creatividad y capacidad de iniciativa.